La prostitución es una de las profesiones más antiguas del mundo, y aunque la religión pueda considerarla inmoral y las feministas la consideren degradante y carente de integridad, su legalización tiene muchos beneficios. La prostitución proporciona una fuente de ingresos para las familias y puede proporcionar a las mujeres autoestima y reconocimiento social. También les da a las mujeres el poder de elegir con quién trabajar y cuándo.
Independientemente de los motivos para ingresar a la profesión, muchas mujeres informaron que su trabajo les brindaba seguridad económica. Pudieron mantener a sus hijos y enviar dinero a sus padres. Algunos incluso informaron que pudieron enviar a sus hermanos a la escuela y comprarles comida.
Para algunos, sin embargo, la presión de su trabajo afectó su vida familiar y les provocó problemas como violencia doméstica, abuso de drogas y depresión. Por estas razones, muchas trabajadoras sexuales sintieron la necesidad de escapar de su entorno laboral. Muchos encontraron el camino a la ciudad donde podrían estar libres de estas condiciones. Apramp, una organización que ayuda a proteger y reintegrar a estas mujeres, se refirió a estas mujeres como “trabajadoras sexuales migrantes”.
Muchas de estas trabajadoras sexuales son de América Latina y Europa Central, pero algunas también eran de África. En un caso, una mujer llamada Josefa de México escapó de su traficante huyendo a la ciudad. Al llegar, se reunió con un trabajador de Apramp que la ayudó a encontrar un lugar donde quedarse. Luego le enseñaron cómo hacer su trabajo de forma segura y legal. También le prestaron dinero para iniciar un pequeño negocio y así poder mantener a su familia.
Aunque la organización afirma Prostitutas Segovia que su objetivo principal es ayudar a las mujeres inmigrantes a escapar de sus traficantes, también utilizan su experiencia para ayudar a las trabajadoras sexuales de otras maneras. Identifican a posibles víctimas de la trata buscando en las calles y en clubes de alterne, así como en burdeles informales que funcionan como residencias privadas. Utilizando esta información, pueden ofrecer a las mujeres asistencia y asesoramiento.
Además de ayudar a las trabajadoras sexuales, Apramp también trabaja para desestigmatizar la profesión y educar a la gente sobre sus realidades. Una de estas formas es mostrar al público fotografías de trabajadoras sexuales y organizar seminarios educativos en las escuelas. Otra forma es crear conciencia sobre los peligros del VIH y el SIDA para reducir el número de infecciones entre las trabajadoras sexuales. Finalmente, también promueven una imagen más positiva de la profesión a través de representaciones artísticas de la misma. Algunas de estas obras de arte incluyen Majas de Goya y Les Demoiselles d’Avignon de Picasso. Sin embargo, aún quedan desafíos por superar para lograrlo plenamente. El siguiente paso es crear una sociedad en la que las trabajadoras sexuales no sean vistas como un objeto de consumo sino como una pareja igualitaria que merece derechos y respeto. Hasta entonces, es importante seguir apoyando a organizaciones como Apramp.
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